Primitivo Safón Tomás es uno de los activistas del movimiento vecinal más proactivo que viene desarrollando una labor reivindicativa constante, trasladando a diario quejas a la administración municipal. Podría considerarse un especialista en la reclamación, porque como él mismo indica: «Siempre he sido un luchador solitario. Todo lo he aprendido a base de tener que reclamar sobre lo mío. Todo lo que no hagamos por nosotros mismos, no vendrá el vecino para hacerlo». Se muestra muy escéptico sobre la eficiencia de los políticos y asegura que solo actúan ante la presión de la ciudadanía, por lo que considera fundamental recuperar un movimiento vecinal que, según reconoce con pesar, «está prácticamente muerto». Pese a los avances que se han logrado en todos los órdenes desde la apertura democrática, Primitivo Safón sigue pensando que todavía queda mucho por hacer y que si no se toman medidas ante la llegada de la gigafactoría, el caos será inevitable y la calidad de vida se resentirá todavía más.
El movimiento vecinal cumple ahora 50 años, ¿verdad?
Vamos a ver, en los años 74 y 75 el movimiento ciudadano empezó a menearse en el Puerto y en Sagunto y las asociaciones de vecinos se legalizaron en 1976, pero desde antes estaban en marcha y a partir del 76 ya legalizados, concretamente tres asociaciones en el puerto y otras tres en Sagunto.
¿Qué asociaciones fueron las pioneras?
En el Puerto las asociaciones eran La Forja, La Victoria y Esperanza Marina, y en Sagunto, Ciutat Vella, El Raval y Sants de la Pedra.
¿Cómo funcionaban esas entidades vecinales?
Había una coordinadora de asociaciones que funcionaba y nos reuníamos para tratar de solventar los problemas que había en el municipio, porque entonces eran muchos los problemas: calles sin asfaltar, falta de alcantarillado y también inundaciones, exactamente igual que ocurre ahora, que en medio siglo no hemos sido capaces de resolver las inundaciones.
En aquel tiempo estaba todo por hacer…
Sí, además, en aquellos años hubo una epidemia de meningitis en la que se morían los chavales jóvenes. Hubo muchas manifestaciones para conseguir mejor sanidad pública, lográndose, mucho después, que se construyera el Hospital de Sagunto, que se inauguró el seis de febrero de 1982, pero, hasta que el centro se puso en marcha, gracias a la presión ciudadana, se logró que se habilitara en el municipio un servicio de ambulancia y médico las 24 horas al día, que se instaló en lo que hoy es el Centro de Especialidades.
«Los políticos no son previsores, van parcheando el día a día, no piensan en el futuro, porque si pensaran en el futuro no tendríamos la mierda de pueblo que tenemos. Todo han sido parches que no han sido programados».
En estos cincuenta años que han pasado, la situación ha cambiado como de la noche al día, pero no siempre fue así. ¿Es importante que la ciudadanía lo sepa?
Claro, se ha tenido que pelear mucho para llegar hasta aquí. El problema es que cuando se empezaron a realizar elecciones libres, en las cuales entraron, supuestamente, los nuestros, una parte del movimiento ciudadano estaba organizado por los partidos políticos que trabajaban desde la clandestinidad: el Partido Comunista, la Liga Comunista, el Movimiento Comunista, salieron otros nuevos, como la OIC, y, entonces, el movimiento ciudadano empezó a decaer porque gente que estaba en las asociaciones vecinales pasó a trabajar en los partidos políticos. Como estaban los nuestros en política, en los Ayuntamientos y, además, lo iban a hacer muy bien, el movimiento ciudadano fue decayendo, decayendo, hasta que prácticamente se quedó congelado, centrándose en aspectos de tipo cultural, básicamente. No había nada que reclamar.
¿Y cuándo empezó a reactivarse?
Entre 2007 y 2008 La Victoria empezó a repuntar un poco, porque en aquella época fue cuando yo me jubilé y entré de presidente, pero, como digo, funcionaban La Victoria, La Forja y el Rabal en Sagunto, porque Ciutat Vella está desaparecida y todo lo que se ha hecho para potenciar el movimiento ciudadano no se consigue porque, al final, es una babel de asociaciones lo que hay. Está triunfando el yo, el ‘yoísmo’. Estamos llegando a tal extremo que, por ejemplo, en sanidad ya se está dividiendo según enfermedades, cuando la sanidad es única. Divide y vencerás, es lo que está ocurriendo.
Mejoras sí que ha habido en estos cincuenta años, pero hay otros problemas, ¿no?
Ha habido muchas mejoras, sí, pero, por ejemplo, las inundaciones persisten y ya existían en aquella época, porque por la calle Buenavista pasaba más de medio metro de agua, y ahora, cuando llueve un poco fuerte, sigue ocurriendo lo mismo. Además, el incivismo está tan potenciado y aumentado en el municipio que el alcalde no es capaz de acabar con él. Hay un incivismo en el que todo vale, que para eso pago y como pago tengo derecho a hacer esto. Esto no es así. Hay dos cuestiones de la que la ciudadanía debería de tener conciencia y no la tiene, que es de consumidor y de pagador de impuestos…
¿A qué se refiere?
Al pagar unos impuestos, tienes unos derechos y esos derechos, gobierne quien gobierne, los tienes que reclamar, pero no se reclaman. Seguramente, por la cultura que nos han inculcado, siempre esperamos a que salga un salvador, un ser misterioso para solucionar nuestros problemas, y siempre delegamos en el periodista de turno o en el político de turno y, así, yo creo que el movimiento ciudadano no va bien, o se reconvierte o ancha va a ser Castilla para lo que nos va a pasar en el municipio.
¿Estamos ante un problema de recursos municipales?
En España los municipios son los grandes perdedores de la política porque no están financiados adecuadamente y eso repercute en las inversiones. Si desde las comunidades autónomas o desde las diputaciones, que son entes supletorios, no invierten en los municipios, pues no se podrán resolver los grandes problemas que tienen y, claro, como encima nada más se atienden las necesidades cuando el color político del municipio coincide con el de la diputación o la autonomía, pues no se avanza. Aquí, en Sagunto, tenemos muchos problemas que son muy viejos…
¿Por ejemplo?
Las inundaciones, por falta de inversión, pero es que, con la escasez de agua que hay, se están regando los jardines con agua potable, cuando se tendría que utilizar el agua depurada que tiramos al mar, que son miles y miles de litros. Son grandes problemas que se solucionan con dinero y esas inversiones no las puede hacer un Ayuntamiento solo. Otro ejemplo, el plan de movilidad está muy mal, porque las calles y las aceras no están adaptadas para pensar en las personas que son discapacitadas o mayores, están pensadas para el vehículo y en cuanto un Ayuntamiento intenta quitar plazas de aparcamiento o hacer más zonas peatonales, tropieza con los mismos vecinos. Vas con una silla de ruedas y tienes que ir por donde van los coches porque no puedes ir por la acera.
Pero eso son asuntos pendientes desde hace años, vienen de antiguo también, ¿no?
Todos esos problemas son de infraestructuras y cuando no vas haciendo el día a día, adecuando lo que tienen viejo a las necesidades que hay ahora y a las futuras, vas parcheando, pero con el parcheo los problemas se acumulan y en el baúl de los problemas te siguen aumentando.
Parece que ya le ha llegado la hora al carril bici. ¿Qué le parece?
A mí me parece precioso todo, pero tienes que potenciar la bicicleta, aquí potencias el coche. ¿por qué no hay una empresa pública de bicicletas de alquiler?, porque ese servicio facilitaría que mucha gente que sube a Sagunto no utilizara el coche y lo tuviera que dejar aparcado en el parquin asqueroso que hay en la estación. Cogerían la bicicleta, la dejarían allí, tomarían el tren y ahorrarían dinero.
¿Y la situación del Hospital de Sagunto?
El hospital se nos está quedando pequeño, ¿por qué?, porque vienen usuarios de poblaciones que limitan con la provincia de Teruel. Desde el Toro vienen aquí. En Segorbe tendrían que haber hecho un hospital para aquella zona, en lugar del consultorio que tienen, que es un paripé y no sirve para nada. Cualquier cosa que pasa por allí tiene que venir al Hospital de Sagunto, que cada vez acoge a más pacientes. Todo esto implica una peor calidad, puesto que el servicio se satura y empeora.
Si finalmente se instala la gigafactoría y no se adoptan las medidas necesarias, en materia de movilidad, accesos, transporte público más eficiente, etc., el caos en Sagunto parece inevitable. ¿Cómo ve la situación?
Mal, los accesos a ese polígono pueden ser un gran problema, porque ya está saturado y eso se notará mucho más en el acceso al Puerto, de hecho ya se nota, pero el pueblo no se mueve. El político se ha acomodado a lo que hay y si no tiene presión popular no hace nada. Si no eres una mosca cojonera, el político no actúa. La gente se tiene que menear y reclamar, esto es así.
«Si desde las comunidades autónomas o desde las diputaciones, que son entes supletorios, no invierten en los municipios, pues no se podrán resolver los grandes problemas que tienen y, claro, como encima nada más se atienden las necesidades cuando el color político del municipio coincide con el de la diputación o la autonomía, pues no se avanza».
¿Entonces ha de ser la ciudadanía la que vaya al Ayuntamiento a decirles lo que hay que hacer?
Los políticos no son previsores, van parcheando el día a día, no piensan en el futuro, porque si pensaran en el futuro no tendríamos la mierda de pueblo que tenemos. Todo han sido parches que no han sido programados. Aquí se hizo un Plan General de Ordenación Urbana en 1992 y sobre él se ha ido trabajando, las promotoras han llevado la voz cantante, han presionado al Ayuntamiento, que siempre ha ido cediendo y cediendo a la presión. Si se satura el pueblo, la calidad de vida será mucho peor y habrá gente que se marche a otras poblaciones cercanas. Ahora se busca más calidad de vida y, de hecho, ya hay personas que se han ido a vivir a Estivella, Albalat, Petrés o se han ido a Faura, incluso a Canet. En las grandes ciudades no es calidad de vida lo que hay y aquí nos pasará lo mismo.
Ha cambiado su idea sobre los políticos, ¿no?
Siempre he sido un luchador solitario. Todo lo he aprendido a base de tener que reclamar sobre lo mío. Todo lo que no hagamos por nosotros mismos, no vendrá el vecino para hacerlo. Aunque yo sí ayudo a los demás, pero veo que hay poca solidaridad, lamentablemente.
En la SAG se ha cambiado hasta el gerente para ver si se logra que mejore. Ya hace más de un año del relevo. ¿Es bueno el servicio que presta?
Funcionar, funciona, ¿puede funcionar mejor?, sí. Pero si no se cree en la SAG y la van a poder privatizar… El pueblo podría estar más limpio si el alcalde tomara cartas en el asunto y aplicara la legislación que tiene, que son las ordenanzas municipales, porque lo que está ocurriendo con la suciedad es escandaloso. Puede ser que haya trabajadores que no cumplan, pero lo que falta es más organización y mejor programación y si no ensuciáramos, pues no haría falta limpiar, pero para no ensuciar hay que cumplir y hay que enseñar.
El asunto del malecón, después de años en el congelador, ha saltado nuevamente a la palestra, al ceder el gobierno municipal a la presión de la empresa propietaria. ¿Cómo ve el tema?
Un poco chungo. Es una cosa ilógica lo que está pasando, empezando porque es ilógico que saliera a subasta cuando salió, una cosa que no era propiedad, porque una concesión no se puede vender, a lo mejor se puede traspasar, pero venderla no, y se vendió. El que ha invertido lo ha hecho para ganar dinero y si tiene un terreno que está en la costa, eso vale mucho dinero, siempre y cuando le dejen construir. Está claro que si se edifica lo que han planteado, la playa se va a saturar todavía más, ya es un agobio estar en esa playa de la gente que hay, por lo que solo puede ir a peor, a mucho peor.
En este 2023 el movimiento vecinal ¿cómo anda de salud?
El movimiento vecinal está prácticamente muerto, Si no se produce una regeneración irá a menos. La gente mayor que estamos ahí, cada vez tenemos menos capacidad para poder movernos, aunque yo seguiré reclamando el día a día. Tendré hechas más de 500 reclamaciones al Ayuntamiento y más del cincuenta por ciento me las han solventado.
