El CEIP Baladre de Puerto de Sagunto puso en marcha el pasado curso escolar un nuevo proyecto de innovación educativa con el que, desde este centro escolar, querían adaptarse a las necesidades de su alumnado. Así surgió la iniciativa Escola Oberta, Escola Amble, Escola Baladre, un proyecto con el que este colegio de la capital comarcal se ha enfrentado a uno de los grandes problemas con los que contaba: el absentismo escolar que ha conseguido reducirlo del 60% que tuvieron en el curso postpandemia al actual 10%, todo un éxito que ha hecho que otros centros escolares se hayan fijado en ellos y se interesen por las propuestas que llevan a cabo.
«Vimos la necesidad de adaptar el colegio al barrio y a las necesidades de los alumnos. Vimos que las metodologías que estábamos empleando no nos servían, que teníamos muchos espacios por utilizar, que nuestros alumnos tenían muchas potencialidades pero no llegábamos a ellos. Entonces surgió, a través de la Conselleria de Educación, la posibilidad de hacer Proyectos de Innovación Global, es decir, hacer un proyecto que cambiara por completo el centro. Nosotros nos sumamos a esta iniciativa porque, lo que queríamos, era hacer una escuela abierta, una escuela en la que las familias se implicaran, que el alumnado estuviera a gusto, que sintieran la escuela como parte de ellos, como su casa, no como algo externo», ha explicado la directora del centro, Victoria Gil.
De este modo, el pasado curso escolar iniciaron este proyecto de innovación por el cual desde la administración autonómica se les ofrece una ayuda económica. En este sentido, este centro ha cambiado la forma de organizar al alumnado, trabajando por grupos multinivel, «lo que nos ha permitido tener más grupos pero con menor número de alumnos con lo que podemos atenderles mejor y a cada uno de ellos le podemos dar lo que necesita», explica Gil. Asimismo, también se ha modificado la metodología usada puesto que, ahora, utilizan una metodología activa, apostando por el aprendizaje de servicio, cooperativo, por proyectos y, sobre todo, adaptando los materiales al alumnado. Asimismo, este centro escolar de Puerto de Sagunto ha creado diversos espacios nuevos en sus instalaciones para el uso y disfrute de sus estudiantes.
«Puedes estar en el centro y ver como un grupo está trabajando un ambiente de comunicación y está preparando una entrevista en la zona del huerto, otro está trabajando matemáticas en el patio interior, otro puede estar haciendo un proyecto de plástica en inglés pintando o redecorando el patio. Además, intentamos que las familias participen y lo están haciendo mucho tanto en el Consejo Escolar como en las actividades que hacemos dentro del proyecto Baladre Conviu los viernes. Nuestra idea es abrir el colegio, que sea un aprendizaje competencial, que les sirva, que les motive y que los alumnos quieran venir a la escuela», apunta la directora.
El éxito de este proyecto de innovación educativo ha logrado que este centro escolar de la localidad haya reducido considerablemente las cifras de absentismo. «Todavía tenemos algo de absentismo escolar pero no tiene nada que ver con el que había anteriormente; tenemos mucho alumno que era totalmente absentista, que no conectaba con la escuela, que no entendía el por qué venía pero que, ahora, quiere venir a la escuela. El nivel de absentismo en este colegio era muy alto, en el curso después de la pandemia tuvimos un 60% de absentismo desde septiembre hasta el mes de mayo. Ahí nos encontramos con una problemática y vimos una necesidad de que no tenían que ser ellos los que se adaptaran a nosotros, si no que teníamos que ser nosotros los que teníamos esta situación en el centro y teníamos que sacar lo máximo de ellos. Ahora, aunque sigue habiendo algo de absentismo, éste es de un 10%», señala Victoria Gil.
Del mismo modo, este proyecto también ha permitido que, al trabajar en multiniveles, el ambiente y la convivencia en el centro sean mucho mejores. Como explica la directora del CEIP Baladre: «El que el alumnado tenga tanta interacción nos permite mejorar la convivencia en el centro puesto que se ayudan unos a los otros, porque trabajamos mucho en grupo; además, el que las familias entren en las aulas también ayuda mucho a la convivencia, se sienten seguros y, como aquí hay muchas culturas y muchas etnias, hemos notado una mejora en cuanto a la convivencia muy importante. Es cierto que todo este proyecto no sería posible sin el trabajo del claustro y del personal del centro que están muy implicados».
El pasado año, el CEIP Baladre entró a formar parte del programa INOUT, en primer lugar como centro observador, pudiendo visitar otros colegios para conocer su metodología y su forma de trabajo, y, posteriormente, como centro anfitrión por lo que reciben a docentes que se interesan por el proyecto que llevan a cabo. Asimismo, cabe resaltar que este proyecto de innovación educativa también permite realizar acciones sociales en el barrio y estar conectado con diversas entidades que colaboran con el centro como es el caso de ADRA, la Fundación de Trabajadores de la Siderurgia, el Rugby Club Estreles de Morvedre o la Federación Maranatha, entre otras.
«Queremos una escuela abierta a la comunidad educativa, también amable, que no se vea el colegio como un sitio donde me van a castigar si me porto mal, donde me van a suspender, donde voy a hacer deberes, es una escuela que es mi casa. El colegio tiene que ser un hogar. Los espacios no son solo para aprender si no también para crecer», finaliza la directora del CEIP Baladre, Victoria Gil.
