La Cofradía de Pescadores Virgen del Carmen de Puerto Sagunto viene arrastrando una situación de mínimos desde principios de 2020, que se vio agravada, todavía más, por la pandemia y el consiguiente cierre de la hostelería, pero que, a estas alturas de 2022, lejos de remitir, podría decirse que se ha cronificado. Tal y como informó este periódico en febrero de 2020, la entidad solo acogía a seis barcos de trasmallo o artes menores, cuando en otras épocas descargaban sus capturas en esta cofradía 32 embarcaciones de trasmallo y seis barcos de arrastre. Ahora, en noviembre de 2022, la actividad se ha visto reducida todavía más, limitándose a cinco barcas de artes menores que salen a la mar para pescar, principalmente, especies como el pulpo, la sepia, el langostino, la dorada, la curva o la pescadilla, entre otras.
Como ya no hay en esta base pesquera ninguna embarcación de arrastre y las de trasmallo regresan a puerto sobre las 13 o 13:30 horas, la cofradía solo se encarga de documentar las diferentes capturas de pescado que llegan hasta este enclave, pues, desde hace alrededor de mes y medio, ya no se subasta en lonja, debido a que un transporte de la Cofradía de Pescadores de Cullera se encarga de trasladar la mercancía hasta aquel puerto para su posterior subasta.
De esta manera, según indica desde la Cofradía de Pescadores Virgen del Carmen su presidente, José Agudo, se logra un mejor precio por la venta del pescado, ya que en Cullera hay más competencia puesto que la presencia de compradores en las subastas es mucho mayor. En este sentido el vicepresidente de la Cofradía, José Montagut, indicaba, a título de ejemplo, que el kilo de gallineta se solía vender en la lonja del puerto de Sagunto entre 22 y 24 euros, mientras que en la subasta de Cullera suele alcanzar un valor de 33 o 34 euros, que son diez euros más por kilo. Asimismo, resaltan que el pescado capturado en el puerto de Sagunto siempre ha gozado de muy buena fama, sobre todo entre el sector de la hostelería, que, como norma general, busca producto fresco y de calidad.
Los motivos por los que las capturas se trasladan a la lonja cullerense los explica José Montagut: «teníamos dos opciones, la más cercana, que es la de Burriana y la de Cullera. Nuestros vínculos de amistad con la Cofradía de Cullera son muy buenos y, al final, después de plantear el tema con ellos, optamos porque nuestra pesca se subastara en Cullera. Tengo que decir que en Cullera se ha portado como unos verdaderos señores con nuestra Cofradía». También ha explicado Montagut que en esa misma lonja se viene subastando desde hace tiempo el pescado procedente del Perelló.
Continuidad de la actividad
Aunque la situación de la Cofradía de Pescadores de Puerto Sagunto está al límite, desde esta entidad aseguran que, aunque sea con dificultades, continuará su funcionamiento, eso sí, sin realizar la popular subasta de pescado. El presidente de la cofradía, José Agudo, ha indicado que han logrado reducir al mínimo los gastos de explotación, incluso negociaron con la Autoridad Portuaria de Valencia un acuerdo para compensar el pago de las tasas que abonan por las instalaciones portuarias que ocupan. Acuerdo que ahora se tendrá que renovar.
En este sentido, Agudo ha destacado el apoyo recibido por el Ayuntamiento de Sagunto y las gestiones que realizó el alcalde del municipio, Darío Moreno, ante la APV para buscar una fórmula de compensación del pago de estas tasas. Finalmente, se firmó un acuerdo entre la APV y la Cofradía por el que los pescadores se encargaban de limpiar la dársena del puerto de Sagunto por una cuantía económica que se destinaba al pago de las tasas portuarias. De esta manera, la Cofradía ha reducido sus gastos a la mínima expresión, por lo que puede continuar su funcionamiento, aunque sea con una dinámica algo más menesterosa.
Dos problemas
Los problemas por los que atraviesa el sector se localizan en la falta de profesionales, sobre todo de marineros, y en una disminución de las capturas porque hay menos pescado en el mar. Sobre esta cuestión el presidente de la Cofradía, José Agudo, resaltaba que hay «mucho gasto y poco beneficio», que, al no haber barcos de arrastre en esta cofradía, las capturas han disminuido significativamente, con el agravante, en este caso, de que en el mar cada vez hay menos pescado. Esto se asocia al incremento de la temperatura del agua del mar, según indicaba el vicepresidente de la cofradía, José Montagut: «no es normal que en pleno mes de noviembre la temperatura del agua del mar esté a 24 o 25 grados, todo esto influye en que haya menos pesca. El cambio climático nos está afectando a todos», apostillaba.
El otro problema es el del relevo generacional porque la gente joven no quiere trabajar en el mar y, conforme se van jubilando los pescadores de toda la vida, van cesando estas actividades, de ahí que cada vez haya menos barcas operativas. José Montagut indicaba que una gran parte de los trabajadores de este sector, principalmente los marineros, son magrebíes o subsaharianos, ya que son los únicos que están dispuestos a emplearse en la pesca.
Por otro lado, tampoco es que se estén dando muchas facilidades para acceder a los cursos de marinero, cuyos exámenes se realizan en Alicante y tienen un coste que supera los mil euros. En este sentido, indica José Agudo que entre la falta de ‘vocación’ y las pocas facilidades que se dan, no hay gente para trabajar: «la gente, que no sabe si le gustará el oficio de marinero hasta que no pruebe, no está dispuesta a gastarse mil euros de su bolsillo para sacarse el título». En esta línea resaltaba José Montagut que antiguamente era el Instituto Social de la Marina el que se encargaba de los cursos de forma completamente gratuita.
