Algunos de los jóvenes con discapacidad que piden al Ayuntamiento de Sagunto alternativas de ocio

«Nos parecería una oportunidad extraordinaria que en las actividades que presenta el Casal Jove se tuviera en cuenta a nuestros chavales y que el Ayuntamiento dispusiera de los profesionales necesarios para tenerlos atendidos mientras se relacionan con sus iguales». Esta es la máxima petición de los familiares con discapacidad de la comarca, un colectivo que ronda el 2% de los menores del municipio (un 8% de la población entre niños y adultos), y una demanda a la que no se le hace demasiado caso. Una situación que viven y a la que quieren poner solución. Una invisibilidad, se quejan, con la que quieren acabar. Dotar a este colectivo de actividades de ocio con las que puedan aumentar su calidad de vida es una de las reivindicaciones más importantes que lanzan al Ayuntamiento de Sagunto. Para ello, explican a El Económico, el Ayuntamiento debería contemplar partidas presupuestarias para las personas con discapacidad.

«No se trata de pedir subvenciones para que las asociaciones oferten actividades, lo que reclamamos es que el presupuesto municipal contemple, en las diferentes áreas del Ayuntamiento, partidas presupuestarias para las personas con discapacidad: juventud, deportes, empleo, etc. Es decir, una acción transversal que contemple todos los ámbitos. Y aquí es donde existe esta invisibilidad a la que queremos poner punto y final», afirman.

Como siguen explicando, en Sagunto no se contemplan acciones específicas para sus necesidades, por lo que, añaden «esto hace que su presencia en el municipio pase desapercibida a la ciudadanía y dificulte su integración. Las asociaciones son necesarias y hacen un trabajo fantástico, pero no podemos cargarles con la responsabilidad de atender todas sus necesidades». A pesar de que en algunos ámbitos, como el deporte, se están empezando a ofrecer actividades, (este año se ha creado un equipo de futbol inclusivo en el Acero), las medidas, afirman «no son suficientes».

«Como padres con varios hijos, podemos asegurar que desde el Ayuntamiento se ofrece una gran oferta de ocio, actividades extraescolares y diferentes escuelas vacacionales. Sin embargo, para nuestros hijos especiales sólo ofertan una escuela vacacional, por Navidad, Pascua y Verano, tras la cual luchamos cada año para mejorarla y adaptarla a los 10 o 15 chavales que suelen asistir y que este último año, ha sido el primero en que hemos pagado el mismo precio que el resto de niños del municipio y no casi el doble como anteriormente», aseveran.

Los padres y familiares recuerdan que «no hay que olvidar que nuestros hijos necesitan una atención especial, es decir si van al cine, a merendar, a la bolera o cualquier otra actividad, tienen que ir acompañados. Proponemos que se cree un club de ocio para chicos con discapacidad que organizara salidas los fines de semana con diferentes actividades, algunas pueden encajar en las que organiza el Casal Jove, pero otras deberían ser específicas para ellos».

Recuerdan que esto jóvenes «son un grupo de amigos que quieren salir como cualquier chico de su edad, pero necesitan acompañamiento. No es fácil acabar con la invisibilidad de un colectivo tan específico, pero si queremos que la sociedad se conciencie de la necesidad de inclusión, es imprescindible que la administración pública ejerza una función ejemplarizante».

Sin embargo, denuncian los afectados «hasta ahora la única visibilidad que se les daba desde el ayuntamiento era invitando a Sant Cristófol a las paraOlimpiadas, un lugar donde venían y se hacían la foto, pero que nuestros chavales de 3 a 22 años tenían que competir y compartir con otras personas con discapacidad de hasta 70 años. A los colegios ordinarios no los llevan a competir con los ancianos de una residencia, si no que se relacionan con edades similares». Explican que lo que demandan es «perfectamente asumible por el Ayuntamiento ya que, no sé si alguna vez hemos pasado de 15 chavales en alguna actividad. Son pocos, por lo que la repercusión económica en comparación con los presupuestos que se manejan en juventud es mínima».

No obstante, siguen afirmando «llevamos años reclamando un censo municipal para analizar las necesidades del municipio y poder hacer las propuestas adecuadas, de momento no lo hemos conseguido. No hablamos de esta legislatura, este problema viene de hace mucho tiempo. Por poner un ejemplo, cuando mi hijo iba a un colegio ordinario, aun siendo un niño con discapacidad, no recibíamos la información de las pocas actividades que se ofertaban», afirma una madre que lleva años pidiendo mejoras para el colectivo de personas con discapacidad. «Aunque el Ayuntamiento nos subvenciona, como al resto de chavales del municipio, una parte de las escuelas vacacionales. Desconocemos el presupuesto, no sé si es público, pero no lo hemos encontrado», añade.

Los familiares reconocen que aunque el coste por niño pueda ser superior: «Son muy pocos chicos. Seguro que entre todas las escoletas ordinarias son más de dos mil niños los que se subvenciona, nosotros ha habido años que nos han amenazado con no hacer la actividad si no llegábamos a ser diez y nos ha tocado apuntarlos a pesar de que igual no iban a ir la temporada entera», explican.

Integrantes del equipo inclusivo que forma parte de la plantilla del C.D. Acero

Una problemática que, recalcan, «ha estado así desde siempre, no es un problema de esta legislatura, es más complicado, nunca ha habido actividades de ocio de fin de semana para estas personas, organizadas por el ayuntamiento. Y ahora, además, se ha suspendido la Compañía de Teatro Avoramar, y nos encantaría que nos explicaran por qué ya que desde 2011 esta compañía ha hecho un trabajo increíble para personas con discapacidad intelectual, y han sido subvencionadas por el consistorio». Además, añaden, el ocio de los viernes cada dos semanas que ofrecía Discamp tampoco sigue, ya que la subvención que se solicitó no ha sido concedida por el ayuntamiento.

«Cuando solicitamos actividades nos ponen diferentes excusas, la que más nos duele es que no estamos conformes con nada, y es que no acaban de entender que, si van 10 de nuestros hijos, cada uno es diferente, con sus necesidades, y que si alguien sabe de sus gustos y necesidades somos nosotras. Cuando se va a realizar una actividad aparecemos las madres con propuestas, cuando termina les entregamos un documento con el análisis y la crítica positiva y negativa de la experiencia, pero llevan muy mal las críticas, cuando nuestra intención es enseñarles lo que necesitamos y que puedan mejorar su servicio, puesto que comprendemos que no conocen la situación personal de nuestros hijos si no se la contamos», reivindican las madres de jóvenes con discapacidad del municipio.

Por ello, manifiestan que «solicitamos que se involucren más áreas municipales no sólo servicios sociales. Estos chavales tienen derecho a una oferta municipal al margen de las asociaciones, y es lo que estamos reclamando».

Agradecen que «la concejala Mónica Caparrós nos atiende muy bien y suele estar abierta a nuestras propuestas, sin embargo, es a veces desde el equipo de servicios sociales desde donde encontramos los muros. Primero nos mandan asociarnos si queremos ocio y escoletas con una asociación local, pero luego le retiran la subvención dedicada al ocio juvenil diciéndoles que no pueden tener un proyecto de adultos y otros de niños. No tenemos experiencias anteriores, ni información suficiente para estimar adecuadamente un presupuesto, pero en cualquier caso creemos que es perfectamente asumible en los presupuestos municipales, ya que afecta a un grupo muy reducido de personas».

Añaden que siempre están dispuestos a ayudar con aquello que necesite el Ayuntamiento para poner en marcha las actividades de ocio que reclaman y que «nos ofrecemos en cada reunión con ellas, les decimos que nos pidan ayuda, ideas y lo que necesiten. Tiempo tenemos poco, como cualquier madre criando y trabajando y además con el hándicap de tener uno de nuestros hijos con una discapacidad. Hemos entregado al Ayuntamiento propuestas para formar un club de ocio, con actividades, ideas, etcétera. Siempre nos tienen a su disposición», relata otra madre.

Denuncian también que «para que nuestros hijos “sin discapacidad” reciban ofertas de actividades del Ayuntamiento, no hemos tenido que asociarnos, ni ponernos de acuerdo con el resto de padres, ni tan siquiera hemos tenido que hacer propuestas, simplemente mi hija ha elegido aquellas actividades que más les atraían. A los padres con hijos con discapacidad nos exigen mucho más para organizar cualquier cosa, a veces se excusan en que no nos ponemos de acuerdo, que cada uno pide una cosa, pero pienso que sucedería los mismo si esta situación se diera con el resto de niños».

La música, hacer cosas que hacen los niños de su edad, estar juntos, ir al cine, de excursiones a albergues, ir a una hamburguesería. Estas son algunas de las cosas que más les gusta, eso sí, explican los progenitores «les gusta ir sin padres, claro, como a todos los niños y niñas de su edad».

Cuando les preguntas a los padres y madres de estos chicos cuáles son las principales reivindicaciones y principales medidas que pondrían punto y final a la situación que denuncian, tienen muy clara la respuesta. «Se trata de ser más abiertos y valorar que hay un pequeño grupo de niños con discapacidad que desean participar de las actividades que disfrutan el resto de niños del municipio. Abrir un rincón de la discapacidad en el Casal Jove sería una idea maravillosa y permitir que nuestros hijos tengan acceso al ocio y actividades sin necesidad de estar asociados en ningún sitio puesto que eso supone tener a veces que vender lotería o estar trabajando para sacar otro tipo de subvenciones».

Ante la falta de alternativas de ocio en Sagunto, los jóvenes con discapacidad y sus familiares, tienen que ir a Valencia, algo que, explican «nos parece una vergüenza tener que ir a buscar a Valencia el ocio u otro tipo de cosas cuando en este municipio tenemos todos los recursos para poder vivir, comprar, trabajar, estudiar,… ¿porque para el ocio vamos a tener que irnos a Valencia? Sobre todo, como obligación o imposición porque aquí no quieran presupuestarlo. Es una verdadera pena, yo llevo desde hace muchos años a mi hijo a un club de ocio en Valencia, le gusta mucho y va muy contento, pero no son sus amigos, su grupo de amigos está en su pueblo, es dónde más disfruta y es dónde se tiene que integrar. La situación de nuestros hijos no es temporal, es para siempre, y por tanto tenemos que intentar buscar buenas soluciones. Todas las familias no tienen la posibilidad de acudir a Valencia, es la solución menos mala que podemos ofrecerles».

Finalizan sus reivindicaciones aclarando que «nuestras peticiones y escritos no pretenden no pretende ser ninguna guerra contra el Ayuntamiento solamente es una manera de hacernos más visibles cuando con la presencia en los despachos no se nos escucha lo suficiente. Como familiares buscamos soluciones, buscamos cabida en nuestro pueblo para nuestros hijos, no estamos hablando de un municipio de 5.000 habitantes que no tiene margen de maniobra. Nuestros chicos pueden aportar mucho a nuestra sociedad si se les permite participar. Ellos tienen mucho que ganar, pero los demás chicos también».

Los afectados lanzan un mensaje al Ayuntamiento de Sagunto: «Un 2% de los menores del municipio padecen algún tipo de discapacidad, un 8% de la población entre niños y adultos. Pensamos que presupuestar unas actividades extraescolares y de ocio iguales a las del resto de los niños de la población no debe suponer tanto gasto para un ayuntamiento para un porcentaje tan ínfimo. Hablar de invisibilidad es más grave que hablar de discriminación. Cuando una situación es invisible ni siquiera existe, no está en las agendas de nuestros responsables políticos, no está en las preocupaciones de la ciudadanía, no está entre los problemas que hay que solucionar. Insistimos: la sociedad se está perdiendo lo mucho que pueden aportar estas personas a los demás».