El grupo municipal Compromís propondrá en el próximo pleno de Sagunto, que el «Ayuntamiento modifique la ordenanza de IBI y reduzca el tipo de gravamen de IBI rústica, que actualmente se sitúa en un 0,91% hasta el mismo coeficiente de l'IBI de urbana, que ahora se sitúa en el 0'72. Y en caso de no hacerlo, el consistorio saguntino, a través del Consell Agrari, establezca una línea de ayudas, subvenciones etc, para las superficies agrarias en producción que compense el efecto del impuesto de bIenes Inmuebles que afecta a las superficies cultivadas».
Desde Compromís señalan que el ayuntamiento de Sagunto, gracias a una revisión catastral hecha al alza, sin mostrar los efectos de la crisis inmobiliaria sobre los valores del suelo, «ha aumentado los ingresos por IBI de rústica de 600.000 euros a casi un millón de euros. Esos ingresos, no han supuesto ninguna mejora sobre la situación de los labradores y labradoras de nuestro municipio, y desde Compromís entendemos que, si ese IBI se recauda del campo, el campo, o por lo menos aquellos que que sí se dedican a mantenerlo, deberían recibir una compensación que les permita mantener la producción y no abandonarla, por los motivos antes mencionados».
Opinan desde la formación nacionalista que las instituciones desde su ámbito de actuación deben procurar generar oportunidades y/o participar en el mantenimiento de las actividades económicas. Explica el portavoz municipal de Compromís, Francesc Fernández que el IBI de rústica es el impuesto municipal que afecta a las parcelas agrícolas, y que hace pocos meses se trató una moción para declarar la exención que afecta a este impuesto a través del Ministerio de Agricultura, pero a día de hoy aún no se sabe de que se haya llevado a cabo algo. «Esta situación nos lleva a que cada vez que existe una influencia climática en cualquier sitio del Estado estamos obligados a depender de Madrid para poder autorizar las exenciones. Esta competencia debería ser municipal, o autonómica, por que el Estado poco tiene que ver con la gestión en materia agrícola, si no como órgano que burocratíza cualquier acción que debería estar más descentralizada».
Y concluye subrayando: «no existen bonificaciones para este impuesto que estén relacionadas con las dificultades económicas añadidas al desarrollo de su actividad, que no olvidamos tiene una influencia directa en nuestra alimentación y nuestra salud y contribuye a la conservación del entorno natural y el paisaje».