La Conselleria de Medioambiente, con la colaboración del Consell Agrari de Sagunto, ha iniciado esta mañana la introducción en el Castillo de Sagunto de ejemplares del párasito Dactiylopius Opuntiae, una cochillina de pequeño tamaño que se encargará de acabar, de forma natural, con las chumberas del castillo, una especie invasora—conocida por su nombre científico Opuntia Máxima—que ha hecho de los terrenos del castillo de Sagunto su hábitat natural, ocupando zonas que ahora mismo no pueden ser visitadas.
Las pruebas realizadas a pequeña escala en la Sierra de Espadán demuestran la efectividad de este parásito que tiene un peculiar comportamiento. Las hembras de la especie sólo se desplazan durante sus tres primeros días de vida, en la que buscan una chumbera a la que aferrarse, una vez la encuentran pasan a alimentarse de ella, drenándola poco a poco, los machos, por su parte, se desplazan fecundándolas. La cochinilla empieza precisamente ahora su ciclo reproductivo, por lo que se han introducido ramas infectadas por todo el castillo y se espera que en seis meses se haya extendido por todas las chumberas del castillo. El proceso de eliminación rondará los dos o tres años, con las plantas perdiendo progresivamente su color y textura hasta colapsarse sobre sí mismas, si bien esta decadencia dejará una imagen inusual de plantas amarillas y esponjosas, los técnicos de conselleria consideran que es la mejor opción para eliminar las plantas asegurando que su espacio sea ocupado por las especies vegetales locales. Se espera que una vez finalice el proceso el 95% de esta especie haya desaparecido del castillo.
En su explicación a los medios los técnicos encargados de controlar la infección han señalado que la opción no sólo es la medioambientalmente más adecuada, sino que permite afrontar un trabajo largo a coste cero, y no supondrá ningún riesgo a la población. «Es muy difícil que las cochinillas macho lleguen hasta el casco urbano, pero aunque lo hicieran, puesto que es muy posible que los pájaros ayuden a trasladar a estos parásitos cuando acudan a la zona, hay que tener en cuenta que las cochinillas macho no tienen boca y no pueden hacer nada a la población, más allá de dejar un pequeño rastro rojo cuando son aplastadas por los humanos» han explicado. Además se da la circunstancia de que esta cochinilla sólo se alimenta de la especie Opuntia Máxima, con lo que se espera que la cochinilla desaparezca del ecosistema local una vez finalizada su función.
El presidente del Consell Agrari, Ximo Catalán, ha sido el encargado de presentar ante los medios esta iniciativa que, según ha recordado, era un compromiso personal desde la celebración de las Jornadas de Biodiversidad del Centre d’Estudis del Camp de Morvedre, del año pasado. «Esta iniciativa no se ha realizado de forma precipitada. Durante los últimos meses se ha llevado a cabo un importante proceso de gestión en el que se han estudiado los efectos que podría tener la cochinilla y se han solicitado todos los permisos pertinentes para asegurarnos de que el insecto no va a afectar a la población, ni a la flora y fauna de la zona» ha afirmado.
Para Catalán este tipo de acciones forman parte de los trabajos de protección y puesta en valor del patrimonio histórico municipal puesto que «una vez erradicada la palera se recuperarán zonas de paseo y ocio para vecinos y turistas que ahora mismo son intransitables».
