El acto estaba organizado por Compromís

La charla de Carles Dolç reúne a más de 75 personas en el Centro Cívico

 
La charla de Carles Dolç reúne a más de 75 personas en el Centro Cívico La charla de Carles Dolç reúne a más de 75 personas en el Centro Cívico
Sábado, 16 Noviembre 2013 12:45

La conferencia del arquitecto Carles Dolç organizada ayer por Compromís, logró reunir ayer en el Centro Cívico de Puerto de Sagunto a más de 75 personas que acudieron para conocer la opinión de este veterano arquitecto sobre el urbanismo sostenible.
 
Dolç quiso desde un principio denunciar el mal uso que se hace de la etiqueta «sostenible» en la actualidad reivindicando que no es como los economistas han pretendido hacer creer a la población un indicador de crecimiento continuo, sino más bien un principio por el cual los avances étnicos, sociales, económicos y por supuesto también arquitectónicos, han de diseñarse pensando en el legado que dejarán a las generaciones venideras.
 
Dolç explicó que el planeamiento de las ciudades han ido perdiendo sostenibilidad con el paso del tiempo, y que si bien no hay que mirar con nostalgia las construcciones pasadas, puesto que no tenían en cuenta muchos condicionantes que ahora tenemos en cuenta para con las personas que las habitan, también es cierto que eran, de modo natural, más eficientes que la actuales. En este sentido Dolç puso de como ejemplo la ciudad de Valencia que hace 50 años permitía con sus vertidos y sus basuras abonar y regar la misma huerta qué le daba de comer, mientras que en la actualidad Valencia parasita esa huerta que ahora sufre las consecuencias urbanística de la misma ciudad a la que antes mantenía en una simbiosis.
 
El ponente denunció que no se puede considerar que la función de la vivienda acaba cuando se compra o se construye, qué es lo que sucede en muchas construcciones actuales. Por lo que no el resultado económico, o la estética preferida del arquitecto que parece ser la base del urbanismo actual, ha de ser sustituido por un planeamiento que piense en las personas que van a habitarla y en aprovechar las características de la zona geográfica para hacerlas más eficientes. Y es que según desveló Dolç durante su charla, el 45 por ciento del gasto energético del país lo generan los edificios algo que se evitaría con un buen aislamiento térmico en las casas, que, desde esta perspectiva,no puede ser considerado en opinión de arquitecto un lujo sino una necesidad para la población. También defendió no sólo el uso de las ya famosas placas fotovoltaicas, que ahora quiere grabar el gobierno, sino también tomar ejemplo de otros países de Europa y aprovechar el uso de la basura orgánica para crear calor que ayude menguar el gasto energético en invierno.
 
El ponente también indicó la necesidad de espacios verdes como arma urbanística, pidiendo que no se elijan los árboles en las ciudades por su estética sino por su función de dar sombra en las aceras. Pensar en las función de las cosas, según defiende Dolç, evitaría planeamientos urbanísticos irreales como el que se ven en cada vez más lugares donde los rascacielos del centro de la ciudad contrastan con una gran cantidad de chabolas, como las favelas brasileñas, que demuestran que la vivienda no está cumpliendo su función.
 
En este sentido Dolç señaló que no debemos mirar solo hacia el tercer mundo, puesto que en la misma España nos encontramos con que se ha construido mucho pero cada vez hay más gente sin vivienda.
 
DOLC2

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